Informe : HACIA EL CRECIMIENTO SUSTENTABLE

  1. 2017 vs. 2015: diferencias estructurales

 

  • Los últimos datos económicos confirman la aparición de los primeros frutos del nuevo modelo económico. El crecimiento se distingue del ciclo anterior por una mayor sustentabilidad en el largo plazo, a pesar de que aún persisten importantes distorsiones tanto a nivel fiscal como externo.
  • La expansión del PIB del último trimestre de 2017 fue del 1,0% sin estacionalidad (s.e.) respecto al trimestre previo y el ritmo de crecimiento interanual llegó a alcanzar el 3,9%. De este modo, el nivel de actividad volvió a crecer por sexto trimestre consecutivo (a un ritmo promedio de 0,8% trimestral s.e.) y alcanzó un nuevo nivel récord, sobrepasando los valores de 2013 y 2015. De este modo, la economía finalizó 2017 con un incremento de la actividad del 2,9%.
  • A lo largo del año se fue consolidando la recuperación económica acompañando la mayor dinámica de la inversión, que terminó aportando 2,1 p.p. al crecimiento del 2017, tras finalizar con un alza superior al 20% i.a. en el último trimestre. Por otro lado, se mantuvo la recuperación del consumo privado, que finalizó el año con un alza de 3,6% anual, más que recuperando la pérdida del año previo. El incremento del gasto privado estuvo sostenido principalmente por el incremento del consumo de servicios, aportando 2,6 p.p. al crecimiento del PIB.
  • La tendencia favorable de la actividad económica continuó en el primer cuarto de este año. En términos desestacionalizados el incremento de la actividad del primer trimestre se ubicaría por encima del 1% s.e., dejando un arrastre positivo de 2,5 p.p. para lo que resta del año. Sin embargo, este ritmo de crecimiento no se mantendría cuanto menos en los próximos meses por diversos motivos, tanto desde la demanda (efecto subas tarifarias) como desde la oferta (sequía).
  • En síntesis, se proyecta un crecimiento de la economía en torno al 2,1% para este año, pero con guarismos interanuales contenidos hasta inicios del próximo año. Si bien es imprescindible no olvidar que persistirá por algún tiempo la dependencia del acceso al financiamiento (interno y externo), derivado de los déficits gemelos, las perspectivas son positivas. Y, de mantenerse condiciones climáticas normales, los datos de actividad llegarían a mostrar subas interanuales superiores al 5% en el tercer trimestre del 2019, datos con potenciales repercusiones en las elecciones presidenciales.
  1. La hora de la inversión
  • En la administración anterior, y particularmente en la segunda presidencia de CFK, se asumía que la vía para impulsar el crecimiento económico era incentivar el consumo. Pero sin una oferta que creciera de manera concordante, la dinámica de ese esquema desembocaba inexorablemente en presiones inflacionarias y en crisis de faltante de divisas por estrangulamiento del sector externo (mientras que el default impedía recurrir a la transitoria herramienta del endeudamiento). La actual administración se propuso poner las bases para un entorno macroeconómico estable, fomentando las fuentes de crecimiento de mediano y largo plazo, como la inversión y las exportaciones.
  • Para ello se comenzó a planificar medidas que incentiven la inversión, las que comenzaron a tomar forma con mayor fuerza en la segunda mitad de 2017, luego de la consolidación política y tras haber superado un año 2016 de ajuste y normalización impuesto por las graves distorsiones recibidas. Más allá de las muchas asignaturas aún pendientes para consolidar un modelo consistente, se puede destacar la persistencia para conseguir un sendero de crecimiento económico que rompa el comportamiento serrucho que había caracterizado a la segunda década de este  milenio (crecimiento en años impares –eleccionarios- y recesión en los años pares –períodos de “ajustes”-).
  • De los 9,2 p.p. de crecimiento acumulado proyectado para el período 2017-19, se estima que 5,7 puntos provendrían de la inversión, o sea casi dos tercios del crecimiento total de la economía. Con la dinámica que viene verificando la inversión se alcanzaría un ratio inversión / PIB cercano al 22,6%. Si bien no se trataría aún de niveles excepcionalmente altos para las comparaciones internacionales ni serían todavía suficientes para garantizar un crecimiento sostenido y alto en el largo plazo, se trataría de guarismos que ya superarían los récords de las últimas 2 décadas.


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