Informe Económico. INFLACIÓN Y RECESIÓN: ¿CUANDO AFLOJAN?

26 de diciembre de 2018

 

1.      Inflación: la nueva política monetaria le quita sustento

·   Una de las preguntas de las empresas hoy es ¿cuándo comienza a revertirse el proceso inflacionario y de caída de actividad? ¿Cuándo para la sangría? En este informe buscamos analizar la tendencia de los precios y de la actividad económica para poder prever el punto de giro y las razones del mismo. En el contexto actual, la política monetaria es la que conecta ambos fenómenos. Está claro que la actual política monetaria astringente busca reducir la inflación pero a costa de un incremento de la recesión, por la reducción del crédito y el mayor incentivo al ahorro. Así, dadas las cosas (y con una política fiscal contractiva), solamente cuando baje la inflación se podrán exhibir mejoras en los indicadores de actividad.

· Durante el corriente año los niveles de inflación se ubicarán en niveles récord, debiéndonos remontar varias décadas para encontrar guarismos similares. Según nuestras estimaciones el año finalizaría con un alza de los precios cercano al 48%, siendo el nivel más elevado desde el año 1992 a la fecha, incluso superando los picos inflacionarios de 2002 y 2014, entre otros. No obstante ello, la dinámica desde el último fogonazo cambiario viene exhibiendo una desaceleración en su crecimiento mensual, tras alcanzar una suba de 6,5% en el mes de septiembre tras la variación de 28,1% del tipo de cambio. La menor dinámica responde principalmente al nuevo marco monetario y a la contención al traslado de los costos a los precios que produce la floja demanda del consumo.

·  Esta tendencia a la baja de la dinámica de los precios parecería que va a continuar en los próximos meses. Además de la recesión, las causas de la desaceleración esperada de los precios obedece a los cambios realizados a lo largo del último año en el marco monetario, que le quitan sustento al avance de los precios desde un punto de vista monetarista. Recordemos que el nuevo BCRA ha establecido un nuevo marco donde la base monetaria no registrará cambios en su medición sin estacionalidad hasta el primer semestre del próximo año, lo que implicó una fuerte suba de las tasas de interés y un incremento de los encajes bancarios.

·  Esta medida se complementa con las decisiones realizadas para reducir a la mínima expresión el incremento de las cantidades de dinero en el mercado y puede ser fácilmente comprobado cuando uno observa las causas de la variación de la base monetaria, particularmente en los últimos tres meses del año. La decisión de no transferir recursos del BCRA al Tesoro, la extinción de las LEBACS, la decisión del Tesoro de vender las divisas en el MULC sumada a la  zona de no intervención cambiaria limitaron fuertemente los factores de emisión. No obstante, el camino futuro de la estabilización de los precios también depende de otros factores (dólar, salarios y tarifas) que podrán generar desvíos en los próximos meses en la dinámica de la inflación.

· Por supuesto que este panorama favorable de desinflación combinado con repunte paulatino del nivel de actividad en 2019 no está exento de amenazas. En primer lugar al ser un año electoral y con una transición política aún muy incierta y polarizada, deja un manto de incertidumbre por lo menos hasta agosto de 2019 que atenta contra las decisiones de inversión  y consumo. En segundo lugar, el programa actual debe pasar el test de la dolarización de carteras típica de los preludios electorales, máxime teniendo en cuenta que el BCRA cuenta hasta el momento con muy pocas herramientas para estabilizar el mercado cambiario.

 

 

2.      Actividad: ¿cuándo arrancamos?

·  Si bien la consecuencia de pasar de un régimen de alta inflación a uno más controlado en los próximos meses, es la recesión que agobia al país, la necesidad de poner en marcha la economía será vital para reducir la incertidumbre (principalmente política) y evitar el fracaso de un nuevo traspié contra la lucha inflacionaria. Teniendo en cuenta el ciclo agrícola y la recuperación de los ingresos de las familias, es factible que la estabilización se logre en los primeros tres meses del año y recién en el segundo trimestre del año se verifique una recuperación de la actividad. Toda la expansión será evidenciada a partir de la mejora del sector externo.

·   Respecto al sector agrícola, la producción de la campaña 2018/19 superaría levemente las 140 millones de toneladas, con un aumento de 24,8% respecto al ciclo previo, y se convertirá en un nuevo máximo histórico, de no mediar inconvenientes climáticos. La mejora obedece principalmente al aumento de la rentabilidad sectorial, en términos reales, tras la depreciación del peso y a pesar de la imposición de nuevos derechos de exportación. Este impulso del agro se complementará al crecimiento que registra el resto del sector externo.

·  Otro factor que impulsará a la economía, es la recuperación de los ingresos reales de las familias. Las recientes renegociaciones colectivas y los ajustes por movilidad permitirán recuperar los ingresos familiares y así el consumo privado en el primer semestre del próximo año.

·  En base a estos elementos, y suponiendo una efectiva desinflación de la economía, es factible que la economía comience a arrancar estadísticamente en el primer trimestre del próximo año y en los bolsillos de la gente a partir del segundo trimestre del año próximo. El derrame de las mayores ventas externas y la recomposición de ingresos, por encima de los niveles inflacionarios, permitirán registrar las mejoras. 



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